
Santa Sofía es uno de los templos más famosos de todo el mundo. Su historia y su riqueza artística son un auténtico tesoro cultural.
Hay un pequeño grupo de ciudades selectas que han marcado una época, que han asumido el papel de capital del mundo y que han sido el modelo cultural y artístico para las otras. De todas ellas, solo hay una que haya crecido con la mirada en dos continentes. Su ubicación allí donde Europa y Asia se encuentran hizo que Constantinopla se convirtiera en el centro del mundo y que se generase una riqueza cultural y un patrimonio único. La moderna Estambul es una metrópolis donde la vida siempre late, donde cada monumento es una puerta al pasado que nos hace viajar en el tiempo. Durante el puente de diciembre, Mitic Viajes organizamos un viaje cultural en grupo a Estambul y en este artículo hemos seleccionado algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
La Basílica de Santa Sofía y los mosaicos bizantinos

En Santa Sofía y en San Salvador de Chora encontraremos las principales obras maestras del arte del mosaico bizantino.
La emblemática Hagia Sofía es probablemente uno de los templos más famosos del mundo y ha vivido la historia de Estambul como ningún otro edificio de la ciudad. La primera iglesia se construyó en el siglo IV y fue con el emperador Justiniano cuando el templo alcanzó las dimensiones que la convirtieron durante más de mil años en la catedral más grande del mundo. La espectacular cúpula y los cuatro minaretes que se erigieron después de la conquista musulmana de Constantinopla son una imagen inconfundible de este lugar de culto actualmente convertido en museo. Su austeridad ornamental exterior contrasta con la luz y la espiritualidad de los mosaicos dorados que llenan sus paredes y la cúpula, auténticas maravillas del arte bizantino que, junto con los medallones con inscripciones en árabe crean un espacio de belleza única.
La Mezquita Azul
Curiosamente, la Mezquita Azul se erigió en el siglo XVII por orden del sultán Ahmed, que quería un lugar de culto islámico que hiciera sombra a Santa Sofía, que entonces también era una mezquita, y que además ilustrara la grandeza de su mandato. Separadas por una plaza, con esta iniciativa el sultán probablemente no se imaginaba que estaba creando un espacio único en el mundo, gracias a la convivencia de estas maravillas arquitectónicas. La Mezquita Azul continúa funcionando como centro de culto, y vale la pena entrar para contemplar boquiabiertos su interior, en el que 20.000 azulejos con motivos florales llenan la mezquita de una armonía estética abrumadora.
La cisterna de Yerebatán

El interior de la Cisterna de Yerebatán es un lugar con una atmosfera muy especial y una de las visitas más sorprendentes de Estambul.
Las cisternas eran antiguamente construcciones para almacenar el agua que después tenía que abastecer a la ciudad, pero seguro que en el mundo hay pocas tan impresionantes como la Cisterna Basílica de Yerebatán. Al bajar las escaleras de acceso estaremos entrando en uno de aquellos sitios únicos, donde se respira una atmósfera llena de mística y de historia. Además, por aquí han pasado héroes de ficción como James Bond o Tom Hanks interpretando al profesor Robert Langdon en Inferno. Esta obra de ingeniería está formada por más de 300 columnas con capiteles de distintos órdenes y mientras vamos recorriendo el espacio por las pasarelas que hay encima del agua, quedaremos muy impresionados. Los principales iconos de la Cisterna Basílica de Yerebatan son dos bases con cabeza de Medusa, que sustentan dos de las columnas, una de las cuales está boca abajo.
El Palacio de Topkapi

Situado en una privilegiada y estratégica ubicación, el palacio de Topkapi fue durante siglos la residencia de los sultanes del imperio otomano.
De tots els indrets d’Istanbul, si n’hi ha un que ens farà viatjar en el temps i que ens evocarà tota la màgia de l’Orient de Les mil i una nits, aquest és l’espectacular complex del palau de Topkapi, que va ser la residència dels sultans de l’imperi otomà des de l’any 1465 fins el 1853, en què van preferir les modernitats d’estil Versalles del palau de Dolmabahçe. La ubicació del palau és estratègica i privilegiada i aquí podrem gaudir d’unes vistes magnífiques del Bòsfor. Les diferents dependències han estat reconvertides en museu. Al Tresor hi podrem contemplar des de venerades relíquies religioses de profetes com Mahoma, fins a alguns dels objectes més valuosos del món, com un diamant de 88 quirats o el punyal Topkapi, fet amb or i amb maragdes incrustades. Tot passejant per les seves dependències, formades per un conjunt de patis que es comuniquen, anirem descobrint espais de gran luxe i bellesa, decorats amb rajoles de colors, nacre i or, en què especialment val la pena visitar les dependències privades dels sultans i l’harem.De todos los lugares de Estambul, si hay uno que nos hará viajar en el tiempo y que nos evocará toda la magia de Oriente y de Las mil y una noches, este es el espectacular complejo del palacio de Topkapi, que fue la residencia de los sultanes del imperio otomano desde 1465 hasta 1853, en el que prefirieron las modernidades de estilo versallesco del palacio de Dolmabahçe. La ubicación del palacio es estratégica y privilegiada y aquí podremos disfrutar de unas vistas magníficas del Bósforo. Las distintas dependencias han sido reconvertidas en museo. En el Tesoro podremos contemplar desde veneradas reliquias religiosas de profetas como Mahoma, hasta algunos de los objetos más valiosos del mundo, como un diamante de 88 quilates o el puñal Topkapi, hecho con oro y esmeraldas incrustadas. Paseando por sus dependencias, paseando por un conjunto de patios que se comunican iremos descubriendo espacios de gran lujo y belleza, decorados con azulejos de colores, nácar y oro, donde especialmente vale la pena visitar las dependencias privadas de los sultanes y el harén.
La Torre de Galata

La torre de Gálata fue construida en el siglo XIV y en su momento era la construcción más alta de la ciudad.
Superada ampliamente por los modernos rascacielos que se han ido erigiendo en los distritos económicos de Estambul, la Torre Genovesa de Gálata fue en el momento de su construcción, el año 1348, la edificación más alta de la ciudad. Aunque sus 66 metros de altura actualmente nos pueden parecer pocos, esta torre sigue teniendo unas vistas panorámicas preciosas del Cuerno de Oro y de la ciudad, y vale la pena subir al mirador para disfrutar de la inmensidad de Estambul. Además, los callejones que la rodean están llenos de vida y los bares y restaurantes con terrazas en la calle y las tiendas de artesanía hacen que esta zona resulte muy agradable para pasear y para pasar una tarde muy agradable.
El Gran Bazar y el Bazar Egipcio de las especias
Los mercados orientales siempre despiertan una gran fascinación por la abrumadora mezcla de sensaciones y estímulos que en ellos reciben nuestros sentidos. En Estambul, que fue uno de los principales núcleos de la Ruta de la Seda, encontraremos uno de los mercados cubiertos más antiguos del mundo: el Gran Bazar. Fue construido el año 1455, y a su alrededor se fueron instalando distintos gremios de artesanos que lo hicieron crecer hasta llegar a las 3600 tiendas actuales. Las lámparas de cristal, la cerámica, los tejidos… Aquí nos podemos pasar horas yendo de puesto en puesto, contemplando los productos artesanos e intentando elegir los recuerdos para llevarte de esta maravillosa y exótica ciudad. Si prefieres probar las delicias locales o descubrir los secretos de la cocina turca y de sus especias, vale la pena que te acerques al Bazar Egipcio para admirar el cuidado con el que los vendedores organizan sus fotogénicos puestos.