Tan cercano, pero tan distinto culturalmente, Marruecos es un país con una personalidad fascinante que nos captivará gracias a su exotismo. Cada región tiene sus propios rasgos característicos y paisajes que nos sorprenderán si solo tenemos en mente la imagen del desierto. Descubrir la costa del norte de Marruecos, con ciudades como Tánger o Tetuán, será una experiencia fascinante, por eso en este artículo te presentamos algunas de las sensaciones y experiencias que podremos vivir en este viaje cultural en grupo a Marruecos de Mitic Viajes de finales de marzo de 2020. Si leéis el artículo, descubriréis algunas sorpresas que seguro que os darán muchas ganas de visitar este país.
Visitar la cueva de Hércules en Tánger
Los encantos de Tánger sedujeron a muchos intelectuales y artistas europeos y norteamericanos que encontraron en ella un pequeño paraíso. Un clima ideal, el exotismo del mundo árabe y sus colores atrajeron hasta aquí a personalidades del arte como Delacroix y Matisse, o escritores como Paul Bowles y William Buroughs entre otros. Pero vale la pena salir de la ciudad y visitar las afueras para descubrir uno de los tesoros naturales de esta región. En la orilla del mar, la Cueva de Hércules es una gruta natural formada por la erosión del mar de una gran belleza geológica en la que, según los mitos, el héroe griego pasó la noche antes de robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Las cuevas también son famosas porque una de sus entradas parece dibujar el contorno del mapa de África.
Pasear entre murales por la medina de Asilah
La medina de Asilah es una de las más bonitas de la costa de Marruecos y uno de los secretos mejor guardados de la región. Esta pequeña ciudad conocida como «la joya del Atlántico», hace honor a su descripción y enamora a todos quienes la visitan gracias a sus colores y a su arquitectura. Al pasear por Asilah, descubriremos que la belleza está en los pequeños detalles, ya que cada esquina parece una imagen de postal más bonita que la anterior. Además, desde hace casi 40 años, en la ciudad se celebra un festival artístico que llena las paredes de la ciudad de murales durante un año, añadiendo aún más encanto a una ciudad que ya por sí misma nos entrará por la vista.
Descubrir todos los tonos de azul de Chefchauen
No está en la costa, sino en el interior, pero el color azul de sus casas forma un bonito mar a los pies de la cordillera del Rif. Alrededor de los años 1930, la comunidad judía de la ciudad decidió pintar de azul las fachadas de sus casas y este rasgo característico ha dado a Chefchauen una belleza estética singular y una personalidad que la hace inconfundible. Los callejones medievales de la medina de una de las ciudades santas de Marruecos son el lugar ideal para perderse y pasar el rato entrando en las preciosas tiendas de artesanía, admirando las telas llenas de colorido, y fotografiando los bonitos rincones de una arquitectura que combina elementos árabes e hispánicos.
Saborear un té a la menta en una terraza
El té a la menta es la bebida nacional de Marruecos y un verdadero símbolo de identidad nacional. El «whisky bereber», como lo llaman de broma sus habitantes, se toma a todas horas y la mejor manera de disfrutarlo es en buena compañía. Sentarse en las terrazas de las plazas más bonitas de las medinas y pasar un rato relajado charlando y curioseando, mientras observamos el ritmo del día a día de la ciudad, es una experiencia fantástica que nos permitirá fijarnos en los detalles y en las diferencias y singularidades de las ciudades de Marruecos. «La prisa mata», como suelen decir en Marruecos, así que no te pierdas la oportunidad de relajarte mientras saboreas el aroma y el dulzor de un delicioso té.