Hay ciudades a las que el éxito turístico les hace perder parte de su personalidad, mientras que otras saben conservar aquello que las hace auténticas. Oporto, la segunda ciudad de Portugal, está repleta de historia y de atractivos, pero sobre todo tiene un carácter innegable que la convierte en única. El encanto decadente de las pintorescas casas de la Ribeira, junto al Duero, sumado a impresionantes monumentos como la Bolsa, la Catedral o la estación de Sao Bento han hecho que el centro histórico de Oporto haya sido declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad. Seguro que Oporto te fascinará y en este artículo te sugerimos cinco actividades para que la disfrutes al máximo.
Hacer un crucero por el Duero
El río Duero es el tercero más largo de la península Ibérica y es uno de los iconos de Oporto. Este río con nombre de ecos vitivinícolas, hace las veces de frontera natural entre la ciudad y su vecina Vila Nova de Gaia, donde se concentra la gran mayoría de bodegas de vino de Oporto. Hay numerosos puentes que unen ambas localidades, algunos tan emblemáticos como el puente Dom Luis I, construido por Théophile Seyrig, socio de Gustav Eiffel, y el mejor modo de descubrirlos es con un crucero por las aguas del Duero. Desde la cubierta disfrutaremos de unas panorámicas preciosas del conjunto histórico del barrio de Ribeira a un lado, y de las bodegas de Vila Nova de Gaia al otro, con los clásicos rabelos cargados con barricas de vino de Oporto amarrados a la orilla.
Catar el famoso vino de Oporto en las bodegas de Vila Nova de Gaia
¿Fue primero el vino o la ciudad? La historia de Oporto se remonta a los tiempos del imperio romano, mientras que los vinos del estilo del Oporto nacieron hacia el siglo XVI. Pese a ello, el impresionante éxito comercial que esta especialidad de vino tuvo en aquellos tiempos en el Reino Unido, lo han convertido en uno de los productos más universales de Portugal. Para descubrir sus secretos, podemos cruzar el bonito puente Dom Luis I para llegar a Vila Nova de Gaia, donde encontraremos las grandes bodegas productoras de vino de Oporto, como Sandeman o Ramos Pinto, entre muchas otras. Visitándolas conoceremos las casas familiares de los fundadores de las empresas y el apasionante proceso de elaboración del vino. Para acabar, podremos hacer una cata de algunas de las variedades de este preciado vino y saborear toda su historia.
Subir a la Torre dos Clérigos y disfrutar de las vistas
Esta torre de 76 metros de alto fue durante muchos años una de las construcciones más altas de Portugal. Desde el siglo XVIII, en el que fue erigida, ha sido el punto de referencia de la ciudad, tanto para sus habitantes como para los barcos que navegaban en las costas cercanas a la ciudad. La torre, uno de los Monumentos Nacionales que encontraremos en Oporto, nos sorprenderá por su forma estilizada y por su refinada ornamentación barroca. También resulta curioso que la Torre dos Clérigos queda justo en medio de la plaza, separada de la Iglesia dos Clérigos, otro monumento imprescindible. Para llegar a lo alto de la torre hay que subir 200 peldaños, pero las soberbias vistas de la ciudad harán que el esfuerzo merezca la pena.
Visitar la monumental Estación de tren de Sao Bento
Una parada obligatoria en nuestros paseos por Oporto, tanto si debemos coger un tren como si no, es la Estación de tren de Sao Bento. El edificio actual se construyó a principios del siglo XX en la ubicación de un antiguo convento y su elegante arquitectura conserva aún parte del espíritu de la antigua solemnidad religiosa de este enclave. En su interior nos espera una de las principales maravillas de la ciudad, los mosaicos de azulejo azul y blanco creados por el pintor Jorge Colaço. Estos frisos de belleza sublime y de gran calidad artística ilustran episodios representativos de la historia de Portugal y han convertido la Estación de San Bento en una de las estaciones de tren más bonitas de Europa.
Hacer una excursión para explorar las afueras de Oporto
Oporto tiene muchos alicientes como ciudad y, además, es un centro de operaciones ideal para hacer excursiones hacia otras localidades emblemáticas de la mitad norte de Portugal. Si quieres explorar ciudades con centros históricos muy bien conservados, Guimaraes y Braga, con el espectacular Santuario de Bom Jesús do Monte, son dos buenas opciones. Si prefieres conocer una de las cunas del fado portugués y una de las universidades más antiguas del mundo, Coímbra y su monumental campus universitario Patrimonio de la Humanidad te dejarán fascinado. Y si eres más de costa que de interior, Aveiro, “la Venecia de Portugal”, te seducirá con sus fotogénicos canales y con el legado modernista de sus calles.